En 1927 el eximio vate don Antonio Machado fue elegido miembro de la Real Academia de la Lengua.
Debido a las circunstancias políticas de aquellos años, el poeta nunca llegó a ocupar la silla V que le correspondía ni a leer su discurso de ingreso.
Estas eran las palabras con las que daba comienzo el mismo:
“No soy humanista, ni filólogo, ni erudito. Ando muy flojo de latín, porque me lo hizo aborrecer un mal maestro. Estudié el griego con amor, por ansia de leer a Platón, pero tardíamente y, tal vez por ello con escaso aprovechamiento... Si algo estudié con ahínco fue más de filosofía que de amena literatura. Y confesaros he que, con excepción de algunos poetas, las bellas letras nunca me apasionaron.”